El gigante cementero indio Ultratech Cement utiliza el primer “molino de cemento inteligente” del mundo, desarrollado por Benvira, empresa especializada en desarrollos de Internet de las Cosas y algoritmos de inteligencia predictiva.
Esta tecnología de sensorización e inteligencia predictiva resuelve uno de los problemas más habituales y costosos de la industria: la ruptura imprevista de los molinos de cemento, pieza central en cualquier planta productora. La substitución de éstos puede paralizar una empresa durante semanas, provocando pérdidas de producción valoradas en cientos de miles de euros, e incluso la subida puntual del precio del cemento en una región determinada.
A través de la monitorización constante del molino de cemento con redes de sensores de IoT, los algoritmos predictivos de la tecnología AFA (Advanced Forward Algorithmic) procesan los datos recogidos sobre su desgaste visible y no visible, y permiten determinar con exactitud cuándo y dónde va a producirse una ruptura. Esto permite un cuidado más avanzado y preciso de la pieza, disminuyendo las paradas por mantenimiento en más de un 50%.
Al mismo tiempo, AFA facilita la aparición de un nuevo modelo de negocio para las empresas especializadas en el mantenimiento de estos molinos, a través del cual podrían convertirse en las propietarias de dichas piezas para ofrecerlas bajo un contrato de leasing a la planta cementera.
El impacto de la implantación de esta solución sobre la industria del cemento asiática se prevé considerable: UltraTech Cement es la cementera más grande de todo India, y una de las 10 más importantes a nivel global, con 23 plantas productoras de cemento por todo Asia, una producción superior a los 96 millones de toneladas anuales y una plantilla de más de 120.000 empleados. Es, además, el principal abastecedor de este producto en la zona del Océano Índico y Oriente Medio.
El futuro del IIoT y la INteligencia predictiva
A la par que celebra el éxito alcanzado con UltraTech Cement, el CEO y co-fundador de Benvira, Prashant Garg, asegura que la cementera sólo es una de varias industrias donde la aplicación de su tecnología puede tener un impacto considerable. “Sin ir más lejos, esta misma solución de monitorización e inteligencia predictiva podría aplicarse en cualquier otra planta industrial o que utilice maquinaria pesada y costosa, y que requiera un mantenimiento constante para evitar fallos y accidentes”, asegura Garg.
“Es por ello que AFA se enmarca dentro de la tendencia conocida como Industria 4.0, que permite una gestión más eficaz, segura y sostenible de todo tipo de plantas o empresas que funcionen con un alto componente de automatización”.
El agritech se posiciona como otro de los grandes sectores estratégicos para la implantación de su tecnología. “El Internet de las Cosas y la Inteligencia Artificial son dos herramientas fundamentales para facilitar un nuevo paradigma de la agricultura, lo que se ha dado en llamar la ‘agricultura de precisión’”, asegura Clara Hinchcliffe, Experta en Innovación del Grupo Kiatt. “A través de la sensorización de parámetros como la humedad, la temperatura, la calidad del suelo o la presencia de plagas, se recogen una vastísima cantidad de datos a tiempo real.
Estos pueden ser procesados por algoritmos de inteligencia artificial y machine learning, y ofrecer al agricultor predicciones precisas que le permiten tomar decisiones cruciales. Por ejemplo, la fecha exacta en la que debería recolectar un cultivo, o en qué parcela debería invertir más recursos, todo ello con varios meses de antelación”.
Según Hinchcliffe, el potencial impacto social, económico y medioambiental de la “agricultura de precisión” no debería subestimarse. “Este tipo de tecnologías permiten garantizar la máxima productividad utilizando sólo los mínimos recursos necesarios, haciendo que la actividad agrícola alcance un grado óptimo de sostenibilidad. Esto resulta una prioridad a nivel mundial, teniendo en cuenta que nos enfrentamos al reto de alimentar a casi 9.800 millones de personas para 2050, y sólo el 11% de la superficie terrestre global es arable”, sentencia Hinchcliffe.